Cada día lo tengo más claro: lo choni vence.
Sí, sí, no solo impera lo choni, lo ordinario, lo
chabacano sino que el tema va más allá. Nos gusta más la burda copia y lo
hortera que la originalidad. Las audiencias de Gran Hermano VIP no son una
casualidad. No lo vemos por curiosidad ni porque no haya otra cosa. En el fondo
nos gusta lo zafio y cuando nos dan a elegir entre algo rico pero que exige un
mínimo esfuerzo mental y algo tosco y grosero pero que ya viene masticado no lo
dudamos un momento: que me lo den hecho y directo al buche.
Bueno, lo que pasa es que
eso de pensar está sobrevalorado. ¿Quién se ha hecho rico pensando? Belén
Esteban no, desde luego. Por eso les jode a los listillos, porque la Princesa
del Pueblo se ha hecho a sí misma sin malgastar su tiempo en pensar, gracias a
decir verdades como puños y…… Bueno, bueno, de la Belén ya hablamos en otro
momento, que me vengo arriba.
¿Messi? Se vanagloria de que solo ha leido un libro en su vida (la biografía de Maradona. Manda huevos) por lo que deduzco que si leer le cansa lo de pensar seguro que le agota.
Y al final de todo esto el resultado es no solo que no pensamos sino que nos gusta más la gente que se enorgullece de ello. Buscamos nuestros nuevos ídolos entre aquellos que no nos hacen sentirnos unos palurdos. Y como se lleva lo de demostrar que a nosotros no nos pisa nadie y que semos igual o mejores que los demás pues lo proclamamos a los cuatro vientos. "yo no he leido un libro en mi vida pero todo el mundo me mira el culo al pasar y mis tetas (que me costaron una pasta) le gustan a tu marido más que las tuyas".
Al final leeremos en clubes clandestinos, para ver un programa que no sea un reality habrá que trasnochar y procuraremos saber si anoche echaron de la puta isla a la Chabelita o al pequeño Nicolas de los cojones para no quedar como unos paletos en el trabajo y poder interactuar con nuestros compañeros en la hora del almuerzo.
¿Messi? Se vanagloria de que solo ha leido un libro en su vida (la biografía de Maradona. Manda huevos) por lo que deduzco que si leer le cansa lo de pensar seguro que le agota.
Y al final de todo esto el resultado es no solo que no pensamos sino que nos gusta más la gente que se enorgullece de ello. Buscamos nuestros nuevos ídolos entre aquellos que no nos hacen sentirnos unos palurdos. Y como se lleva lo de demostrar que a nosotros no nos pisa nadie y que semos igual o mejores que los demás pues lo proclamamos a los cuatro vientos. "yo no he leido un libro en mi vida pero todo el mundo me mira el culo al pasar y mis tetas (que me costaron una pasta) le gustan a tu marido más que las tuyas".
Al final leeremos en clubes clandestinos, para ver un programa que no sea un reality habrá que trasnochar y procuraremos saber si anoche echaron de la puta isla a la Chabelita o al pequeño Nicolas de los cojones para no quedar como unos paletos en el trabajo y poder interactuar con nuestros compañeros en la hora del almuerzo.
Con la receta de hoy pasa algo parecido y he decidido ponerla aquí después de que mi amiga Iciar me recordara hace poco cómo se hacían. He comido
patatas bravas servidas con kétchup, con salsa de tomate más picante que un
jalapeño de Padrón con guindillas japonesas, incluso con alioli. Sí, sí… en
Valencia las patatas bravas te las suelen poner con tomate picante y alioli.
¿Y cómo son las auténticas patatas bravas? Para mí, sin
duda, las que ponen en el bar “Las Bravas” de Madrid. Creo que hay tres pero yo
siempre las tomaba en el que hay en la calle de Espoz y Mina esquina con la calle La Cruz(cerquita de la puerta
del Sol)
Ingredientes
- Patatas.- De carne amarilla, buenas y la cantidad que te apetezca.
- Harina.- una cucharada sopera
- Pimentón.- 1 cucharilla de dulce y una de picante
- Aceite de oliva.- 4 cucharadas
- Caldo.- 1 vaso (yo uso vegetal pero se puede usar de carne)
- Sal.- al gusto
Preparación
En una sartén ponemos las cuatro cucharadas de aceite y
esperamos a que esté caliente pero no demasiado (sin humear). Agregamos las dos
cucharadas de pimentón y retiramos la sartén del fuego para que no se queme.
Removemos con ganas mientras añadimos una cucharada de harina (yo uso blanca de
trigo) y un poquito de sal hasta conseguir una pasta homogénea. Entonces empezamos a añadir el vaso
de caldo muy calentito y seguimos removiendo hasta que la salsa está ligada. La
gracia es que no quede muy líquida pero tampoco parezca una bechamel. Si nos
queda muy espesa se puede añadir un poco más de caldo y si es al contrario pues
un poquito de harina de maíz (maicena) disuelta en un poco de caldo. La probamos
de sal aunque no mola que esté muy salada.
Se sirven calentitas con la salsa por encima (no
inundadas) y si sobra salsa se guarda para al día siguiente hacer una tortilla
de patatas pequeñita y ponérsela por encima.
Si pasas por el centro de Madrid acuérdate de pasarte
por la calle de Espoz y Mina esquina a la calle de La Cruz a probarlas y añade tus propias conclusiones a esta
receta y ya depaso acércate también por la plaza de Canalejas y cómprate unos caramelos de violeta en "la Violeta", que llevan 100 años haciendo estos caramelos de forma artesanal y están de muerte. Esto último no tiene absolutamente nada que ver con la receta pero seguro que Belén Esteban no sabe ni que existen. Anda y que se joda.
salud.
salud.
Patatas en "las bravas", gambas en "el abuelo" y bacalao en " casa revuelta"... los caramelos me devuelven a la niñez, pero curiosamente ahora los encuentro demasiado dulces...
ResponderEliminarPuedo aplaudir ? pues date por aplaudido.
Besos
muchas gracias, me doy por explosionado y, por supuesto, suscribo sus recomendaciones con sendas cañas bien tiradas.
Eliminar