Si hay algo que tengo claro es que aquí cabemos todos o no
cabe ni Dios. Sí, incluida mi querida y admirada Belén Esteban. Ricos y pobres,
hombres y mujeres, niños, ancianos, gays y lesbianas, creyentes, gordos,
optimistas, deportistas, tertulianos ignorantes y artistas, pescaderas,
ladrones, cajeras y futbolistas. Me encanta convivir a diario con gente
orgullosa, intransigente, maleducada, generosa. Con gente manipuladora, vil,
interesada y también encantadora, fiel y pausada.
Pero ahora bien, ¿es justo que todos tengamos los mismos
derechos? ¿Somos todos iguales? (y no solo a los ojos de Dios) ¿Debemos ceder
el paso a todos por igual al pasar por la puerta?
Vamos, sin más rodeos… ¿Por qué coño vale lo mismo el voto
de Belén Esteban que el mío? ¿Por qué tiene asistencia sanitaria Ortega Cano?
¿Por qué se permite circular libremente a Mariló Montero? Una cosa es que aquí
quepamos todos y otra muy diferente que aquí dejen entrar a cualquiera.
Pero me guste o no lo divertido del cotarro es que a cada
uno nos cuelga de un lado. Y los hay que debajo de una aparente sencillez y
escondido detrás de un aspecto vulgar esconden gratas sorpresas. Ese es el
juego. Encuentra las 10 diferencias y después disfruta no corrigiéndolas.
Y nada para escenificar el valor de la diversidad como una
sencilla receta. Viva el crujiente de cochinillo y trufa con cobertura de
compota de grosella negra pero vivan también unas buenas patatas a la
importancia.
Ingredientes
- Patatas.- no muy pequeñas (cantidad las que te apetezcan)
- Cebolla.- sí, por supuesto, tal cual.
- 2 dientes de ajo.- ¿morado? Sí, morado te vas a poner tú cuando veas qué rico está esto.
- Sidra.- La receta es original es con vino, pero ¿Has visto el nombre del blog?
- Caldo.- a elegir aunque yo le echo de verdura.
- Harina, sal, pimentón, huevo y perejil
Preparación
Cortamos las patatas ya peladas en rodajas gorditas, como de
un dedo de grosor. Las salamos (pimienta, hierbas… eso a tu gusto) las
rebozamos en harina y huevo y las freímos en una sartén grandecita. Con un
minutito vale. Solo para que se dore un poco el rebozado. Las apartamos en una
fuente. En la misma sartén si quieres pero solo con un poco de aceite del que
hemos usado para freír las patatas pochamos la cebolla cortada en tiras.
Machacamos los dos dientes de ajo en un mortero con un poco de sidra. Como ya
tenemos abierta la sidra pues nos servimos un culín y si tenemos un poco de
choricito bueno cerca pues vamos catando. OJO QUE SE TE QUEMA LA CEBOLLA, QUE
LA TIENES AL FUEGO. Añadimos a la cebolla un poquito de pimentón y un poco de
harina de la de haber rebozado las patatas.
Removemos pero rapidito añadimos el majado del ajo y la
sidra porque el pimentón se quema en un plis. Un poquito de sal y perejil
picadito y echamos también un vaso de caldo y otro tanto de sidra. No te pases
con la sidra que no vas a tener para acabarte el chorizo que has partido y como
haga bola….
Revisamos el caldo a ver cómo nos ha quedado de salado y ya
podemos meter las patatas en la cazuela de forma que queden todas, a ser
posible, cubiertas y las dejamos cocer a fuego lento durante unos quince
minutos. Pasado ese tiempo las pinchamos y si ya están blanditas las servimos en un plato con un poco de salsa por encima y un poco de
perejil picado. De un día para otro están igual de ricas o mejor incluso. ¿Y
qué marida con este plato para beber? La sidra que hemos abierto no, desde
luego, porque a estas alturas está tiritando pero otra botella de lo mismo no
estaría nada mal.
He leído en la autobiografía de Belén Esteban (claro que la
tengo. ¿Por quién me tomas?) que no le gustan las patatas porque su padre ya
comió muchas después de la guerra y que prefiere la langosta y el solomillo.
Pero amiga mía, en la diversidad está el gusto y debajo de la sencillez a
menudo hay belleza. Debajo de la ordinariez solo hay pelusas como debajo de la
cama
—Sí, pues vaya mierda de diversidad. Esta es la cuarta
entrada del blog y ya van dos de patatas.
—valeeeeeeee. Para el viernes que viene os hago un pollo,
que a mi Andreita le gusta mucho el pollo. Andreita, te quiero.
Salud.