domingo, 25 de septiembre de 2016

Setas con patatas a la sidra

Lo siento pero yo no me junto con cualquiera. Lo de juntos pero no revueltos, no lo comparto. Me encanta revolverme (entiendaseme bien, leche, que soy de carácter tranquilo y no me revuelvo contra nadie) pero no me sirve cualquiera.

Hay gente, por mucho que lo intenten, con los que no me revolvería ni por todo el oro del mundo. Bueno, si hablamos de oro, lo mismo un revoltijo rápido si lo pillo. Yo soy de esos que tienen sus principios, pero dispuesto a cambiarlos si es menester.

Y es que hay gente que amarga lo que toca. Lo siento en el alma pero los hay por ahí, que están deseando rozar algo para dejar su impronta de amargor. Gente que, desde que se despierta, empieza a pensar a quién va a contaminar con su mal rollo. Anda y que les den. Yo me revuelvo con gente bella, de buen rollo, con gente con ganas de reírse y de pagarse unas cervezas.

¿Y cómo nos llevamos esto a la cocina? Joder... si no sabes la respuesta es que no te has leído ninguna entrada de mi blog. Todo a lo que le eches un buen vaso de sidra, lo impregnas de buen rollo. Si además de esto, has combinado bien, te saldrá un plato rico. Si la has cagado con los ingredientes, al menos tendrás una botella de sidra abierta, y eso siempre es interesante.

El plato de hoy es de lo más fácil. De ahí que no os ponga más fotos de la preparación, porque es capaz de hacerla mi hijo adolescente, que, quitando jugar a la Play o al futbol, hace pocas cosas con un mínimo de interés.

Ingredientes


  • Un bote de pimientos de piquillo (Asados. Me valen en tiras)
  • Una bandeja de setas (pleurotus, shi take... cuanto más ricas pues mejor)
  • Patata(depende de la cantidad de lo demás, pero con una grande, vale)
  • Cebolla (me vale puerro)
  • sal, pimienta y sidra. Mucha sidra.

Preparación

Picamos finita la cebolla o el puerro y lo ponemos a pochar en una sartén con un
buen chorro de aceite rico. Cuando ya esté dorada, añadimos las setas cortadas en trozos no muy grandes. Las reogamos un minutos y añadimos las patatas
cortadas en dados pequeñitos y las tiras de pimientos de piquillo (si son enteros les retiramos las pepitas y los cortamos en tiras). Sofreimos el conjunto un par de minutos y, después de echar sal, pimienta y las hierbas que nos gusten,  añadimos sidra de manera generosa, de forma que cubra la mezcla. Lo dejamos cociendo a fuego lento un buen rato, hasta que la sidra se vaya evaporando y nos quede un caldillo de aspecto meloso.


El tiempo de cocción depende del tamaño al que has cortado la patata (debe quedar blandita) o la potencia del fuego. Igualmente está el factor sidra. Si te entretienes bebiendote la que ha sobrado en la botella, pues lo dejas más y si se te ha acabado hace un rato, pues apagas el fuego, porque te habrá entrado hambre. De todas formas, tanto las setas como las patatas cuecen en pocos minutos y los pimientos ya están asados por lo que es un plato de 15 o 20 minutos; no más.

¿Con qué podemos acompañarlo? Pues está claro que con otra botella de sidra.

Salud.

jueves, 8 de septiembre de 2016

Flores de calabacín rellenas

Ramón Trecer siempre decía al despedirse en su programa aquello de: "buscad la belleza, es lo único que merece la pena en este asqueroso mundo". Personalmente prefiero abreviar y coger solo la primera parte. Con ella llevo años despidiendo a mi hijo cada vez que le dejo en la puerta del cole (ahora ya instituto).




Vivimos rodeados de ordinariez y vulgaridad allá donde miremos pero, si buscamos un poco, aparecen por todos lados cosas bellas. En segundo plano a veces, destacando sobre las demás otras tantas.

El problema es que, al igual que el azucar despierta instintos básicos en nuestro organismo, parece que lo ordinario nos llama más la atención que lo bello. Los inteligentes y avispados profesionales de la publicidad, la mercadotecnia, el márketing, lo saben. Y se encargan de rodearnos de un mundo lleno de humor zafio, personajes vulgares y escenas deplorables que enganchan a una gran mayoria, ávida de comida basura para sus cerebros. Ávida de disfrutar viendo sufrir al prójimo. Ávida de ver como los hay más jodidos que ellos.

Personalmente prefiero buscar la belleza y, siempre que puedo, colaborar en que otros la vean en mis pequeñas contribuciones. Y heme aquí haciendo hoy una receta con la belleza como ingrediente principal. ¿Problema? O plantas calabacines en tu huerta o no te será fácil cocinar este plato.




ingredientes

  • Flores de calabacín (da igual hembras o machos) 
  • Queso fresco (yo uso queso fresco de la zona, en concreto La Jarradilla) 
  • Nueces 
  • Sal, pimienta,  orégano, harina, huevo (y por supuesto un poco de sidra)


preparación

Cogemos unas flores de calabacín (calcula unas tres por persona si va a ser plato principal) y las ponemos a remojo en agua y hielo durante un rato. Pasado el tiempo y una vez frías y tersas las quitamos el pistilo interior con cuidado de que no se rompa mucho la flor.

Para rellenarlas utilizaremos una mezcla de queso fresco, nueces, sal, hierbas aromáticas y un huevo. Lo mezclamos todo bien con un tenedor hasta que se queda hecho una pasta manejable. Calcula para rellenar seis flores unos cien gramos de queso y seis nueces. Como hierba yo he utilizado orégano pero tú échale lo que más te guste. La sal y la pimienta a ojo pero que no falte que el queso fresco es un poco sosote y, por supuesto, un chorrito de sidra. Ojo con pasarte o te quedará una masa demasiado líquida y será más difícil su manejo.

Rellenar las flores no es muy complicado aunque hay que hacerlo con cuidado de que la flor no se rompa mucho. Después cerraremos un poco la punta haciendo un saquito y las pondremos en la nevera para que nos sea más fácil rebozarlas. No te preocupes si no quedan herméticamente cerradas. El huevo hace de aglomerante y no tiene por qué salirse el relleno al freir.

Justo antes de poner la mesa, pues un rebozado típico (huevo - harina - huevo) y a la sartén. Un minuto por cada lado y listas. Nos deben quedar como una especie de buñuelo y las podemos sevir calientes como plato principal o ponerlas templadas sobre una ensalada como he hecho yo hoy.




Tus comensales quedarán sorprendidos y tú quedarás como un rey. A mi Andreita, como todo lo bello, le encantan. Le deben recordar a mí por la belleza y la elegancia ;-)



Salud.

jueves, 28 de julio de 2016

La tortilla perfecta

Tres meses sin ampliar vuestros conocimientos. Sin demostrar mi generosidad dandoos lo mejor de mí. Sin compartir el don que Dios me ha dado, con vosotros, seres imperfectos. Podría daros explicaciones de por qué mi ausencia, disculparme, apelar a vuestra comprensión, pero eso sería como si un rey tuviera que pedir perdón a sus súbditos; como si un político tuviera que dimitir por mentir; como si un policía tuviera que dar explicaciones de dónde y cuando dispara sus pelotas de goma.

Las personas que nacimos con la perfección como castigo, no lo elegimos. No os creáis que es fácil asumir nuestra posición superior respecto a vosotros, personas normales. Intentar no sentir compasión por vosotros ya que eso podría haceros sentir incómodos. Contenernos al iluminar vuestras mentes con nuestro conocimiento ya que no es fácil ser consciente de que la inmensa mayoría del conocimiento que atesoramos es sencillamente ininteligible para vuestras rudimentarias mentes

Pero no sufráis. No os torturéis pensando qué habría sido de vuestra vida de haber nacido como nosotros. No sois culpables. Aceptaos como sois y dejad que personas como yo os guíen. No queráis ser como nosotros. Simplemente no podéis. Por ello, aprovechad cuando el azar os ponga a alguien como yo en vuestro camino y seguid sus instrucciones para rozar la perfección en la que, unos pocos elegidos, nadamos a diario. Seguid mi camino y rozaréis la excelencia, aunque solo sea haciendo una tortilla de patatas (que no es poco).

 
ingredientes


  • Patatas para freir (yo uso variedad Mona Lisa).- 1.5 Kg
  • Huevos (yo uso los de mis gallinas pero te servirán de tamaño L).- 8 huevos frescos
  • Cebolla (sí. También tengo huerta. Ya te dije que soy perfecto).- 200 Gramos
  • Aceite de Oliva Virgen Extra.- 40 Cl.
  • Sal.- 2 cucharadas de postre rasas.

preparación


Pelamos las patatas y las cortamos finas como se aprecia en la foto. En una sartén honda ponemos el aceite y lo calentamos a 110 º. Sí ya sé que no es fácil saber la temperatura si no es con un termómetro. Yo, evidentemente, no lo necesito, pero si empezamos con términos como "fuego suave" o "una pizquita" la vas a cagar. ¿Quieres una tortilla perfecta? Pues sigue las instrucciones y no rechistes.

Tenemos medio kilo de las patatas cociéndose en aceite (que no friéndose) durante 25 minutos. A los 5 las hemos dado la vuelta y a los 15 las hemos troceado con la punta de la espumadera (metálica) para que queden desmenuzadas. De vez en cuando con la espumadera despegamos las que se pegan en el fondo y volteamos todo el conjunto incorporando las que se agarraron un poco. Cuando ha pasado el tiempo sacamos las patatas bien escurridas y las dejamos en una fuente (un escurridor metálico es lo mejor). Este proceso lo repetiremos tres veces ya que todas las patatas no nos caben de golpe y se trata de no gastar muchísimo aceite utilizando una sartén gigante. Es decir, que solo en cocer las patatas ya nos hemos ido a una hora y cuarto. ¿Qué te pensabas, que la íbamos a hacer en un ratín?

Cuando troceamos las patatas de la tercera tanda (llevan ya 15 minutos) añadimos la cebolla bien picadita y la mezclamos con la patata.

Mientras todo esto sucede abriremos una botella de sidra para ir hidratando debidamente y no sufrir ningún desfallecimiento debido al calor que suele hacer en la cocina. También habremos batido los 8 huevos en un bol hondo junto con la sal.

Mezclamos las patatas con el huevo y en una sartén grande y no demasiado plana echaremos una cucharada sopera de aceite y cuando se caliente echaremos la mezcla. Si no nos queda homogeneamente repartida nos ayudaremos de la espátula. Pasados 2 minutos con el fuego vivo (digamos un 8 de la vitro) la volteamos ayudándonos de un "vuelvetortillas" o en su defecto un plato más grande que el diámetro de la sartén (solo si no queremos quemarnos en la muñeca del brazo con el que sujetamos la sartén). Por el otro lado la dejaremos cuajar otros 2 minutos y pasado este tiempo la sacamos a un plato llano donde la dejaremos reposar (y terminar de cuajarse por dentro) durante no menos de 5 minutos.


Pasado este tiempo podemos y debemos comerla con unos culines de sidra (nunca con agua ya que se ha demostrado científicamente que el sabor de la tortilla de patatas cambia si se degusta con un vaso del insípido y líquido elemento). Si no tenemos sidra (mal hecho) valdría una fresquita cerveza.








Algunas aclaraciones:

  • "no me gusta la cebolla" - Pues no comas tortilla de patatas
  • "no me gusta el huevo poco cuajado" - Pues no comas tortilla de patatas
  • "me gusta comer con agua" - Joder, no comas tortilla de patatas
  • "yo le echo un poco de calabacín" - No tienes ni idea de lo que es una tortilla
  • "yo le añado leche al huevo batido" - Mi madre hace las torrijas con sobaos, ¿y qué?
  • "yo le echo por encima salsa brava" - Ponme un privado y mándame tu tlfno. Te amo.

Insisto en que no intentéis imitar a alguien perfecto. Limitaos a seguid mis instrucciones al pie de la letra y sentid por un día lo mismo que siente alguien como yo, sentado a la mesa. No os preocupéis. Os quiero. No os voy a cobrar nada (por esta vez).

Salud         

jueves, 28 de abril de 2016

escalivada

Mira que es fácil y mira que lo queremos difícil.

El hombre, incluso la mujer, es el único animal que tiene trabajo (salvo el 21% de los españoles). El único que no se contenta con tener un lugar seguro en el que refugiarse y alimento para él y su camada. El único que pasa prácticamente el día entero consiguiendo dinero que le permita sobrevivir cuando en realidad lo único que no le deja vivir es el trabajo.

El trabajo, por definición, no puede ser bueno. No hay uno solo que no te anule. Sí, sí... el pintor dice que le encanta su trabajo y el escritor que le ayuda a realizarse. Qué cachondos. Quitamos ese 0,01% de artistas que aman su trabajo (seguro que un poco menos a sus agentes, editoriales y demás) y el resto somos unos pobres gilipollas que nos hemos subido a la noria de lo imposible. A la noria del cada día necesito más y solo me doy cuenta cuando llevo 25 días de vacaciones en la playa pensando que con mucho menos podría vivir y no necesitaría un trabajo asqueroso como el que tengo. Lo malo es que en los cinco días de vacaciones que te quedan no te da tiempo a madurar la idea y cuando quieres darte cuenta estás otra vez en la oficina.

Tampoco soy John Seymour y su manual del horticultor autosuficiente. No me he caído ayer de un guindo. Conozco términos como Estado del bienestar, impuestos, hipoteca. Pero siempre que hago una lista con las domiciliaciones que me pasan fijas todos los meses por el banco alucino con la cantidad de cosas que me podría ahorrar.

Habría que actualizar aquella frase con que Ramón Trecet nos despedía siempre en su programa "buscad la belleza porque es lo único que merece la pena en este asqueroso mundo"" por un "buscad la sencillez". Qué ganas de complicarse la vida.

La receta de hoy es la sencillez personificada y lo mismo te la han puesto en una terracita de Alicante o Murcia en tu día 25 de vacaciones cuando estabas planteándote la mierda de vida que llevas los otros once meses. Pues eso. Busca la sencillez; busca la belleza; busca lo que quieras pero busca. Sal de tu zona de confort que, en realidad, es la menos confortable.

ingredientes

  • tres pimientos de asar
  • dos berenjenas
  • una cebolla grande
  • una cabeza de ajos
  • sal, aceite (no pongo aove porque no me da la gana) y vinagre

preparación

Hoy sí que no nos complicamos la vida un pelo y el resultado es acojonantemente rico y sano. Ponemos en una bandeja de horno o una besuguera grande todos los ingredientes y los asamos en el horno a 180º durante (más o menos) una hora. Yo suelo rociar todo con alguna hierba para aromatizar y un chorrito de sidra (¿qué quieres? es que parece que no me conoces).

Cuando veamos que la piel de los pimientos está bien arrugadita y dorada lo sacamos todo, esperamos a que se enfríe un poco y pelamos las berenjenas y los pimientos. Cortamos todo en tiras alargadas, espachurramos los ajos para que salga el interior y desechar la piel y ya lo tenemos. Yo lo mezclo todo bien
con un poco de vinagre como conservante y lo meto en un bol a la nevera. Cuando voy a comerla saco la cantidad que necesite la termino de aliñar con otro poco de vinagre, sal, aceite (que no me da la gana poner aove, coño) y un poco de pimienta. Lo dejo que coja temperatura ambiente y listo.

Como no me gusta que tenga demasiada cebolla solo aso una pero puedes variar las proporciones a tu gusto (en la receta de hoy no me quedaban más ajos y solo pongo dos dientes pero el ajo me encanta y suelo usar toda la cabeza. Yo uso mucho la cabeza). El secreto es que los pimientos sean buenos y bien carnosos. Dependiendo del sitio le ponen tomate, calabacín... al igual que la escriben con V o con B.

y por cierto, que no te vendan lo sencillo y fácil que puede ser todo ni te expliquen cómo ser más feliz y autosuficiente. John Seymour vendió millones de ejemplares de su libro y ni era horticultor, ni autosuficiente ni tan siquiera vivía en el campo. Hay que joderse.

salud.

viernes, 15 de abril de 2016

Pollo asiático

Uno de los primeros placeres de los que disfruté cuando me vine a vivir de la ciudad al campo fue el de que el panadero me dejara por las mañanas el pan y el periódico en la puerta de casa antes de que me despertara. Cuando bajaba a la cocina me hacía unas tostadas de pan del día mientras leía la prensa. Después solía dar un paseo y charlaba con algun vecino.

En una pequeña casa cercana solía haber una abuelita sentada en la puerta, muy amable ella, a la que siempre preguntaba por el tiempo que iba a hacer ese día. Ella miraba al cielo y me daba su pronóstico siempre basado en apreciaciones como el color del cielo al amanecer, cómo había soplado el viento por la noche o si había cruzado el cielo algún ave inusual. No solía fallar aquella abuela.

Pasado algún tiempo comprobé que a ella también la dejaba el periódico y el pan el panadero y que su pronóstico del tiempo siempre coincidía al pie de la letra con lo que la prensa local pronosticaba para ese día. Nunca llegué a saber si lo único que hacía la buena mujer era leer el pronóstico para soltármelo a mí como si fuera cosecha propia o si era en realidad ella la que escribía la sección meteorológica del periódico mandando la crónica desde su Iphone y por eso siempre coincidían.Me decanto por la primera opción.

En su día fue una tremenda decepción (más que nada porque la cabrona de la abuelita me engañó como a un chino con sus miradas al cielo) pero con el tiempo acepté que lo más lógico es que la señora utilizara las herramientas que tenía a mano y que estas iban actualizándose con el paso del tiempo. Reconozco que alguna vez he utilizado la misma técnica cuando un turista me ha preguntado a mí pensando que hablaba con un parroquiano de toda la vida.


Cuando mi hijo me dijo que había visto una receta en internet de un pollo con ketchup, salsa de soja y piña mi primer pensamiento fue "a mí no me joder". El pollo asado, a la plancha... pero con ketchup? luego pensé que por qué negarse a las herramientas que el tiempo nos va poniendo al alcance de la mano. Para ser sinceros el periódico acierta más veces si va a llover que las abuelas mirando al cielo.

Ingredientes



  • Pollo.-  con una pechuga de pollo (las dos mitades) da para varios comensales
  • pimiento de asar.- hay unos paquetitos ahora con tres pimientos de tres colores que vienen perfectos.
  • piña.- con un par de rodajas tienes
  • puerro.- un puerro grandecito
  • ketchup, salsa de soja, vinagre, azucar, maizena y agua (para la salsa)

Preparación

cortamos el pollo en tacos, lo salpimentamos y los doramos unos minutos en la sarten. Reservamos en un plato y sofreimos en la misma sarten que el pollo el
puerro cortado en trocitos grandes y los pimientos. No mucho para que queden crujientes. En un bol haremos la salsa mezclando un par de chorros generosos de ketchup, un vaso de agua, un buen chorro de vinagre, dos cucharas de azucar, una cucharada de maizena (harina de maiz) y un chorrito de soja. No especifico las cantidades exactas porque es mejor que según la vayas haciendo la pruebes y la dejes a tu gusto. Más dulce, más fuerte.... Cuidado con la salsa de soja que si te pasas la lías. Cuando la tengas lista la incorporas a la sartén donde estás haciendo la verdura (por supuesto que puedes añadir un chorrito de sidra. Eso ni se pregunta) y añades el pollo y las rodajas de piña cortada en tacos del mismo tamaño. Lo dejas cocer a fuego medio 15 minutos y listo.


Si no tienes piña o no te gusta yo hay veces que la sustituyo por manzana. En el sofrito puedes también ponerle un poco de ajo y al hacer la salsa si prefieres el tomate frito al ketchup pues no te
cortes. Como acompañamiento le va perfecto un arroz basmati o un cuscus. Intenta que la salsa no quede demasiado líquida (de ahí la maizena) es mejor que quede un poquito espesa.


Tampoco os voy a engañar. Si le preparo este pollo a la abuelita del tiempo seguro que me enrolla el periódico y me pega con él en la cabeza. Por aquello de aprovechar las herramientas a mano.


PD. a mi Andreita tampoco le gustó nada. Ella es más de mortadela con forma de Minie.

salud.

jueves, 31 de marzo de 2016

galletas de avena y naranja

No es de extrañar que con lo que nos hacen tragar, nuestro tránsito intestinal se parezca bastante al de la M-30 en hora punta. Parece ser que nuestros mayores males nos vienen siempre por la popa. Estreñimiento, hemorroides y nuestro jefe siempre dando por.......

Uff, a ver cómo reconduzco el tema que esto va de comer. Pero si echamos un vistazo a los anuncios de la TV veremos que entre microenemas y los que comen yogures con fibra suman un buen porcentaje de nuestro tiempo publicitario. Lo dicho: con lo que tragamos a diario no es extraño. Luego estamos todos los días pendientes de comer kiwi y fibra para compensar y sonriendo al Coronado cada vez que nos lo cruzamos por el pasillo camino del WC. El problema es que muchos de los alimentos que nos recomiendan para llevarnos bien con Roca (no con el cocinero; con el otro) son especialmente "militantes". Vamos, que hay que ser muy alemán para comer esos panes oscuros y más espesos que un documental de la 2 o echarse al tazón del desayuno unos copos gruesos como virutas de roble y que deben pasar por el intestino como el aparejo de un pesquero de arrastre por el fondo del mar.

La receta de hoy demuestra que unas galletas ricas en fibra pueden estar buenísimas y aptas para todas las edades.

La receta original denominada Aznac biscuit y cuyo nombre viene del acrónimo de Australian and Newzeland Army Corps (biscuit viene de biscuit) data de principios del siglo XX. Cuando los soldados partían a la guerra sus mujeres les daban para el viaje unas galletas que, al no llevar huevo, aguantaban mucho tiempo sin ponerse malas.

Yo he copiado (uy, que mal suena eso). Yo he recogido la receta de hoy del blog www.isasaweis.com y os aseguro que el resultado es espectacular, son galletas que aguantan varios días muy muy ricas y admiten infinitas variaciones para adaptarlas a tu gusto personal. Vamos al lío.

Ingredientes


  • 200 gr. de copos de avena (yo los trituro en la picadora)
  • 100 gr. de harina (si tienes integral pues mejor. Más fibra)
  • 100 gr. de azucar
  • 1/2 vaso de aceite de oliva virgen extra (AOVE para los listillos)
  • 2 cucharadas soperas de miel
  • 1 huevo
  • 1 cucharada de postre de levadura royal
  • la ralladura y el zumo de una naranja


Preparación


Lo único que tenemos que hacer es mezclar todos los ingredientes hasta formar una masa homogénea. Dependiendo del tamaño del huevo, de si se te ha ido la mano con el aceite, o de cómo era la naranja, nos quedará más líquida la mezcla o más mazacote y de ello que las galletas nos salgan más gruesas o más finas.

Cuando lo hayas mezclado bien y ayudándonos de dos cucharas soperas haz bolas y ponlas en la bandeja del horno. Si previamente la forras de papel para horno evitarás el que se  peguen. Si la mezcla ha quedado bastante líquida se aplastarán por su propio peso y quedarán más finas y si, por el contrario, ha quedado más espesita el resultado será unas galletas más gruesas tipo "campurrianas".

Horneadas durante 15 minutos en el horno a 180º quedan perfectas. Al sacarlas están un poco blandas pero al enfriar se endurecen un poco. Les puedes poner por encima unos trocitos de chocolate (yo se los robo a los cereales), copos de avena, pasas o lo que más te guste.

Tranquilo que después de comerlas no tendrás que salir corriendo al baño pero grano hace granero además de ayudar al compañero. Que no te mientan. Y recuerdos al Coronado

miércoles, 16 de marzo de 2016

Garbanzos con torreznos

Si hay algo injustamente tratado en esta vida eso es el pedo.

El pedo es algo inocente, reparador, placentero. El pedo une a las familias como una buena conversación alrededor de la mesa mientras os tomáis unas sidras.

Las relaciones sentimentales tienen dos etapas: cuando te llevas bien y cuando empiezas a llevarte mal. No. Es una broma. Las relaciones se dividen en esos primeros meses en que te dejas llevar por las feromonas y tu pareja es perfecta y el resto del tiempo en que estáis juntos porque os queréis. ¿Y qué marca el paso de una época a la otra? El momento en que te puedes tirar un pedo delante de tu pareja sin sentirte mal y sin que al otro le moleste. A partir de entonces comienza el verdadero amor.

El pedo está recomendado por nueve de cada diez dentistas. El pedo calienta en invierno y libera calor en verano. Un pedo en el coche cuando vas de viaje te reconcilia contigo mismo si viajas solo y une a la familia cuando vais todos de vacaciones. La única guerra divertida que existe es la de pedos y hasta Iker Jiménez ha reconocido que el por qué a nadie le desagrada el olor de un pedo propio es uno de los mayores misterios de la humanidad aún sin resolver.

Y es por eso que una de mis comidas preferidas y que más nos une en casa son los garbanzos. Por si andamos mal de tiempo y necesitamos unir con premura os traigo una receta con garbanzos rápida, rica y especial. Unos garbanzos con torreznos que comí por primera vez en el restaurante El Baruco de Anero donde Fonso los llama "Torreznos a la zamorana" (¿Serán muy de tirarse pedos en Zamora?)

Ingredientes

Garbanzos.- un bote de garbanzos cocidos nos sirve.
Torreznos.- un trozo de panceta adobada. No te dé miedo que sea grande que ya iremos haciendo algo con ellos si sobra
Guindillas.- de esas grandes verdes que ponen en algunos bares de carretera con las alubias
Pimentón.- media cucharada de postre
Sidra natural.- La otra solo la bebe el Gaitero y solo si ya está muy pedo.

Preparación

Escurrimos bien los garbanzos y los dejamos que acaben de secarse en el escurridor. Mientras cortamos unos torreznitos en tiras finas (si los prefieres en taquitos pues tú mismo). Echamos en una sartén con unas gotas de aceite los torreznos y los freimos a fuego lento hasta que van estando crujientes. En ese momento echamos los garbanzos a la sartén y dejamos que se sofrían 5 minutos a fuego vivo para que cojan el sabor de los torreznos. Mientras cortamos un par de guindillas en trocitos de uno o dos centímetros. Cuando los garbanzos empiecen a dorarse echamos una pizca de pimentón, removemos unos segundos, añadimos las guindillas y lo sacamos todo a una fuente.

Hay que comerlos calentitos y, como no le hemos añadido ni una gota de sidra pues mejor porque tendremos la botella entera para acompañar la comida.

Y luego a unir a la familia y si solo sois dos.... ¿no crees que ya va siendo hora de que os tiréis unos pedos juntos? Que la vida son dos días.

salud